
“Me cayó súper bien… pensé que encajaría perfecto en el equipo”. Meses después, esa persona no cumple las metas, genera conflictos y la empresa enfrenta un problema mayor: tiempo, dinero y energía invertidos en una contratación que no funcionó.
Este es uno de los errores más comunes en las organizaciones: elegir a alguien solo por simpatía o intuición, sin un método estructurado que realmente mida las competencias necesarias para el puesto.
🚫 El costo de una mala contratación.
Una contratación fallida no solo implica volver a buscar candidatos. Sus efectos se sienten en:
- Pérdida de dinero: entre capacitación, liquidación y nuevos procesos de reclutamiento.
- Desgaste de equipo: un mal elemento baja la moral y afecta la productividad.
- Retraso en objetivos: cada error en selección significa proyectos frenados.
✅ La solución: selección por competencias.
Contratar con base en simpatía o “buena vibra” puede ser riesgoso. Lo que funciona es contar con un proceso estructurado:
- Definir el perfil del puesto con claridad.
- Evaluar competencias (habilidades técnicas, blandas y estratégicas).
- Entrevistas con método: preguntas situacionales y casos prácticos.
- Herramientas de evaluación que respalden la decisión.
Así, no se trata de “adivinar” si alguien servirá, sino de medir si tiene lo que se necesita para el puesto y la cultura de la empresa.
Reflexión final
Elegir al talento correcto no es cuestión de suerte, sino de método. Un buen proceso de selección protege los recursos de la empresa, fortalece al equipo y permite enfocarse en resultados. En Dirección Eficaz compartimos cursos y recursos prácticos para ayudarte a tomar mejores decisiones al contratar.
Porque un buen proceso no solo evita pérdidas: garantiza que cada contratación sume a tu equipo.
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